Desde pequeño me gustó la música y luego comprendí los millones de efectos y usos extraños que esas ondas audibles pueden aportar.
A lo que me refiero es que a los 12 años y medio fuí a ver la película de "Partes Privadas" en donde el polémico locutor (de la radio norte a merica na) Howard Stern le pedía a una de sus escuchas, que aclamaba estar sexualmente insatisfecha, que subiera los bajos a su equipo de sonido de alta fidelidad y que acostara el altoparlante bocaarriba para montarlo (cual caballo) despues de subir el volumen a máxima. Cabe mencionar que la escultural ama de casa traía una falda.
A continuación Howard empieza a zumbar en tonos graves y casi a lengüetear el micrófono con ondas sonoras cachondas-depocamadre obteniendo, en respuesta a su amabilidad, variados gritos orgásmicos sinceros.
Claro que nada que uno aprenda sirve para un coño si no se aplica en la vida.
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