martes, enero 09, 2007

Desvirgación

A pesar de que he sido testigo de intervenciones quirúrgicas, como remplazo de válvula aórtica, liposucciones, reconstrucción de orejas por secuestro, remoción de hernias inguinales y abdominales o vesículas y apéndices y parte del hipocampo (en el cerebro) por ataques epilépticos...

a pesar de que he jugado con cadáveres humanos acuosos y sus cerebros extraídos con todo y ojos y columna vertebral pegados en clase de anatomía...

a pesar de que vi muertos por choque regresando del corona music fest, semi-deformes e inertes, colgando de los marcos de puertas y otros inimaginables huecos por donde alguien (o una parte de alguien) puede caber...

nunca había quedado tan afectado (salvo por unos videos de ejecuciones de guerra sin sentido y uno de un suicidio de un recién aprehendido en una comisaría) al corazón y a la gran bola de sesos, como con lo que vi hoy:


Hombre de al parecer 30 a 40 años con botas de hule viejas color azul, desarreglado y probablemente sucio de muchos días de falta de agua sobre su piel. Se ve flaco y su demás ropa le da el carácter de lo que la sociedad llamaría vago perdido podrido drogo naco-y-probablemente-indigente. No supe si esto se debía a lo que le ocurrió o porque aquél era su estilo de vida.


Así es!, vi un atropellamiento fresquesito. Que no se malinterprete lo de fresco, sólo es porque acababa de acontecer, pero es algo que me pareció muy grave. Así fué:


Iba bajando por una curva para llegar a la calle del hospital (hotel, estacionamiento de personas solas en camionetas Excursion® de 10 cilindros) "Ángeles" , cuando veo como una persona sale volando unos 3 metros y medio siendo seguido por un humo, propio de llantas en enfrenón, del otro lado de la calle.


Me alarmo y reduzco la velocidad esperando ver, en cámar lenta, cómo las luces de otros coches se frenan por su inesperado impacto con una camioneta minivan Chrisler que se encuentra detenida en medio de la calle con un conductor en estado de pánico absoluto.

Volteo para enfrente y un bache bloquea mi camino pero no puedo sino regresar la mirada al accidente, sin importar que estoy esquivando a ciegas aquel hoyo prominente (en curva). Revolteo y desacelerando veo terminar la curva. Prosigo mi camino con una bolsa de hule explotada por tanto aire en mi cerebro, cuyos restos flotan incómodos inerrumpiendo las sinápsis; alterado.

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